Ayer vimos un documental sobre la influencia que tiene el corazón, a nivel espiritual, en nuestras vidas. Diversas personas como P. Coehlo, E.K. Tolle, Isabel Allende y otros diversos autores que han escrito o compartido experiencias sobre como ser mejor persona o vivir la vida de una forma más saludable, expresaron sus ideas. Todos hablaban de lo importante que es escuchar al corazón, como ese guía que tiene la sabiduría y la intuición para ayudarte a tomar decisiones. Para personas como yo, que siempre hemos seguido el camino de la responsabilidad, el control y el deber, resulta misterioso confiar en esa especie de inteligencia interior divina. La mente siempre trata de analizarlo todo y de formar el pensamiento acorde a la situación, pero es verdad que a veces nos olvidamos de poner atención a nuestros sentimientos.
Desde hace tres años vengo intentando mejorar esa capacidad de darle más libertad también al corazón para decidir, sin estar siempre subyugado a la razón. Debo confesar que es difícil y tengo que seguir mejorando. Hay ejercicios específicos, pero casi todos los que aparecieron en la película de ayer coincidían en que es tan sencillo como guardar silencio y esperar que salga la "dirección" desde nuestro interior, porque a veces no hay una respuesta concreta. La alegría que sintamos, la auténtica esencia de la vida, será el indicador de que andamos por el buen camino...
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