domingo, 20 de marzo de 2011

El Señor Grimmer

Estoy viendo una serie de anime que se llama Monster donde aparece un personaje con este apellido, personaje que se ha convertido en mi favorito hasta el momento. Se trata de un hombre que está siempre sonriendo. Puede que se inspiraran en la palabra inglesa "grin" para ponerle ese nombre. El caso es que su historia es increíble (no voy a contarla por si alguno tiene pensado ver la serie) y se ha convertido en un modelo para mí. 

Ciertamente si nos paramos a contar, son pocas las veces que sonreimos, un gesto facial tan sencillo y tan poderoso que hace que cambie incluso nuestra manera de ver las cosas. Si la gente practicara más este simple ejercicio día a día, seguramente notarían cambios importantes en sus vidas. Hoy he practicado un experimento en el trayecto del autobús, me he fijado en cuáles de todas las personas con las que me cruzaba estaban sonriendo. Sólo he contado dos casos, una pareja de chavales que iban a hacer deporte y otro grupo de amigos en bicicleta. El resto, no importaba la edad ni el sexo tenían rostros serios, tristes o pensativos pero ninguna sonrisa. ¿Por qué guardamos con tanto celo algo que es gratis y que nos ayuda, pero sólo usamos para ocasiones especiales? Mi consejo de hoy es que intentéis ser un poco más como el señor grimmer, probad a sonreir más, aunque estéis sólos, aunque no os hayan contado un chiste, no esperéis a conseguir esto o aquello, a que algo cambie en vuestras vidas, sencillamente dibujad una sonrisa con los labios y decidme luego lo que sentís...

2 comentarios:

Adrian Tineo dijo...

Los seres humanos somos empáticos por naturaleza (a algunos se les olvidó lo que es eso, no obstante). Ver a alguien alegre te comunica alegría, ver una cara preocupada te comunica preocupación, y es contagioso. No sabemos el poder que tenemos en nuestra mente y lo mal que la utilizamos.

Asunción Cabello López dijo...

Quizás haya pronto cursillos para que volvamos a prender algo tan primario como la sensación de sentirse bien, eso ya nos haría sonreír aún sin querer.

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 "Las fuerzas instintivas condenadas en el hombre civilizado son mucho más destructivas y por lo tanto más peligrosas que los instintos...