En relación con mi post anterior he encontrado esto:
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Hay algo que no podemos comprender: el gran misterio, lo divino. Se lo cuento para darles ánimo. No soy mejor, ni más que usted. Si yo recibo ayuda es porque esa ayuda también existe para usted en todas las situaciones de la vida. Pero debe abrirse para recibirla.
Para la mayoría de nosotros no es fácil tener esta confianza. Debemos trabajar una y otra vez para alimentar esta confianza primigenia. Para ello me han sido de gran ayuda los siguientes hábitos de comportamiento. Recójase tanto como pueda en el silencio, basta con unos minutos. Tómese en serio todo aquello que le hace sentirse insatisfecho o desgraciado, y busque con insistencia una solución. Cualquier carencia en salud o en la alegría de vivir, causada por la insatisfacción que sentimos ante nuestra relación con nosotros mismos, con los demás o con las actividades que llevamos a cabo, es de importancia capital y un obstáculo que debemos vencer. Superar ese desafío nos permite avanzar por el camino de la vida.
Podemos realizar nuestra función en la vida apretando los dientes, o como si se tratara de un juego. Y cuanto más serias sean las circunstancias, más puede ayudarnos la ligereza que da el sentido del humor, que nos permite superar incluso los obstáculos más grandes. Tal vez, en un instante, nos coloque encima del obstáculo, en lugar de tropezar con él. ¡Cuanto mayor sea éste, mejor será nuestra nueva perspectiva! Es importante que usted permanezca relajado y mantenga una actitud abierta. Si de entrada no le sale, seguro que le espera algo mucho mejor. A menudo he perdido cosas que creía al alcance de mi mano, para darme cuenta después, que lo que me esperaba siempre era mucho mejor. A veces, una solución puede parecernos poco atractiva y sólo con el paso del tiempo nos damos cuenta de que ha resultado ser la óptima.
No importa lo negro que se presente el panorama, disfrute las pequeñas maravillas de la vida cotidiana. En su interior también hay un artista de la vida que sabe convertirlo todo en lo mejor, las pequeñas alegrías en grandes acontecimientos. Un artista de la vida también sabe tratarse bien a sí mismo. Si se convierte en un experto en este campo, también podrá llenar de felicidad con su arte todo su entorno.
No olvide que todo lo que debe desarrollarse, ya sea la confianza, la serenidad, la constancia o el humor, necesita tiempo, e implica recaídas, pero unas veces más, otras menos está presente.
(Extracto de Gertrud Hirschi; libro: Mudras, el poder del yoga en tus manos)