martes, 10 de enero de 2012

El poder de la sonrisa

Hace un par de semanas me ocurrió algo que a simple vista puede pasar desapercibido a cualquiera, pero que a mí me pareció viene a demostrar una vez más que hacer sonreir a los demás, sea conocido o no, es algo que nos aporta más satisfacción que la posesión de cualquier objeto. Los objetos alimentan nuestro ego, nuestro deseo de poseer, mientras que la mayoría de la gente no entiende que un gesto sencillo como una sonrisa puede hacer más felíz, hablando de verdadera felicidad claro, a una persona, que un móvil nuevo o un coche más lujoso. Los hechos ocurrieron poco antes del último día del año 2011. Estaba en una tienda de chinos esperando en la cola para pagar mis productos. Atendían una pareja de chinos, un hombre y una mujer, se apresuraban por cobrar pues querían cerrar ya la tienda. Mientras el chico se esforzaba más por mostrar algo de simpatía, la mujer estaba en silencio todo el rato con la cara mustia y triste, vamos que era un poema verla. La cuestión es que se me ocurrió cuando llegó mi turno, despedirme deseándoles "felíz año nuevo" en chino. En cuanto me escucharon los buenos deseos en su lengua materna, aunque mi pronunciación deja todavía mucho que desear, el hombre sonrió aún más y la mujer sufrió una increíble transformación, me mostró no sólo una increible sonrisa sino que además me contestó en chino. Cuando salí de la tienda vi que el rostro de la mujer había cambiado, ya no estaba apagado y me sentí contenta de que con un simple y sencillo gesto hubiera conseguido tan increíble cambio. Moraleja: tres bragas rojas para nochevieja 3 euros... hacer sonreir a un/a triste desconocid@ no tiene precio... ;)

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