Escapó con ansiedad hacia el parque, a pasos acelerados... buscando, sin saberlo, esa inocencia perdida que ahora tanto necesitaba. Alli estaba... junto al columpio con el que tantas veces había jugado de niña, con el que tantas veces había volado hacia mundos de fantasía, sin importar lo que, mientras tanto, acontencía en aquel otro sitio que llamaban "realidad". Se sentó en el sillín con timidez, temiendo que alguien pudiera verla, pero el miedo a ser juzgada, fue pronto superado por ese incontrolable deseo que la había llevado precisamente a ese refugio. Comenzó a balancearse lentamente, intentando despertar en su mente algún olvidado mecanismo que le trajera de vuelta aquella sensación de infantil bienestar. Poco a poco fue cerrando sus ojos, agarrando más segura con sus manos las cadenas,... ahora más alto... recordó aquellas historias guardadas en su imaginación... eso es, más rápido,... se sintió de nuevo protegida... más fuerte, más alto, más rápido... ya no podía parar. El balanceo la acercaba más y más a esa verdadera felicidad, esa actitud a la que nos aferramos con emoción porque es nuestra... Así continuó abrazando el aire, respirando ilusión y purificando su alma, hasta que se sintió de nuevo limpia. Entonces acabado el ritual, volvió al sendero por el que había venido, en sus ojos una nueva mirada, en su cara una sonrisa recargada de poder y comenzó tranquilamente de nuevo a caminar...
(historia inspirada en un hecho real que presencié ayer, el resto es imaginación...)
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