viernes, 21 de agosto de 2009

Fragmentos de un respiro 5

Bueno no quiero alargar esto demasiado que yo misma me canso... así que esta entrada va a ser algo más corta...
11 Agosto
Vamos en coche hacia San Sebastian, País Vasco. Lo primero que me llamó la atención al pasar al País Vasco fueron las señales de tráfico. En Navarra ponen primero lo que sea en Español y luego en Euskera, sin embargo en el País Vasco primero lo ponen en Euskera y luego en Español, a veces sólo estaban en Euskera, así que o aprendes o te jodes. El paisaje también cambió mucho, se empezó a ver verde y más verde. El cielo se nubló un poco, de hecho estuvo nublado todo el día, aunque no llovió. Aparcamos en un parking un poco alejado de la playa porque era la Semana Grande en San Sebastián y nos avisaron que iba a estar la cosa complicada en aparcar, incluso en parking, cerca de la playa de la Concha. Total que andamos un poco pero me gustó porque así pudimos ver zonas no turísticas, fuera del casco antiguo y las playas.
No sé si me lo habían puesto aquello tan tan bonito que luego no me pareció para tanto. Cierto que la playa era muy ancha, arena amarilla, mucha gente, los barquitos en frente, la isla y bla bla bla, pero me resultó muy parecida a otras playas en Asturias o Galicia. Lo que si me gustó más fue el rinconcito que se ha buscado Chillida para poner sus estatuas (algo oxidadas) porque se veía claramente el levantamiento de la roca (en placas verticales), en el insti me gustaba el estudio de las placas en las montañas y cómo podía averiguarse la historia geográfica de un lugar hasta miles de años atrás. Las montañas guardan mucha información para el que sabe observar. También me gustaron las vistas desde lo alto del monte Igueldo (creo q se llamaba así), ahí sacamos algunas fotos chulas y me hubiera gustado quedarme (como escuché a gente que lo decía subiendo en el funicular) a ver desde ahí los fuegos artificiales por ser la semana grande. Sin embargo, el contador del parking seguía aumentando y nuestros anfitriones nos esperaban para cenar. Bajamos para ir a comer al casco antiguo, donde acabamos en un bar degustando algún que otro pintxo y poco más. De postre fuimos a una pastelería y devoramos unos dulces típicos que estaban de escándalo.
La anécdota del día: en la tienda Natura que me da por entrar a echar un vistazo a las ofertas, encuentro varias cosas q finalmente me compré. En el probador estaba detrás de una mujer pero al mismo tiempo me estaba probando por encima una camiseta. Llegaron un par de vascas hablando en Euskera y se ponen en la cola. Creo que no se koskan que yo también estaba, así que cuando vuelvo a mi sitio detrás de la mujer, una de ellas pone una cara de pulgas que me asusta y todo (hablando encima en euskera creo que impone más). Yo la ignoro y escucho que hablan entre ellas. Seguramente poniéndome verde pensando que la mierdosa española se les había colado o vaya usted a saber. Finalmente todo quedó en malas caras y probablemente improperios en vasco que no entendí. Se sintieron humanitarias y me perdonaron la vida (allí es que resulta difícil distinguir quién es etarra y quién no, y que no digo esto con ánimo de ofender a nadie, pero es que esa desconfianza generalizada se respiraba en el aire).

1 comentario:

Anónimo dijo...

El momento tierno del día fue cuando nos sentamos al lado de una fuente de un parque a comer los dulces vascos y vino un gorrión a bañarse en un charco, muy cerca nuestra. Qué gracioso, acabó empapado, jejeje.

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 "Las fuerzas instintivas condenadas en el hombre civilizado son mucho más destructivas y por lo tanto más peligrosas que los instintos...