En contrapartida a la entrada anterior también diré, que se puede decir más con un simple gesto que con muchas palabras. Nuestros gestos, ya sean conscientes o inconscientes, nos delatan. A lo largo del día nuestras emociones se reflejan en multitud de movimientos involuntarios (miradas, muecas, manos, posturas...) que no controlamos, pero que hacemos. Para una persona observadora estos gestos no pasan desapercibidos. Cierto que hay que poner un poco de atención, pero en realidad no requiere un gran esfuerzo. En mi caso, me sale un poco instintivo, pues desde pequeña siempre he sido muy curiosa, lo que me llevaba a fijarme en muchos detalles que otras personas simplemente pasaban por alto. Ahora de adulta, he aprendido a veces a bajar ese nivel de atención, pero reconozco que con las personas me cuesta un poco más. Me sorprende mucho como a veces una persona te puede estar diciendo una cosa, y todos sus gestos te están diciendo totalmente lo contrario. Muchas veces hago como que no me doy cuenta y sigo el juego, por no poner al otro en una situación violenta. Otras veces los gestos te anticipan lo que va a suceder, es decir, la persona hace el gesto antes de comunicarse contigo. En definitiva, el lenguaje corporal puede darnos mucha información y, por tanto, ventajas en las comunicaciones interpersonales. Esto es parte de la teoría PNL.
Para terminar os contaré un caso práctico, una experiencia mía personal que tuve hace un par de años y hoy, no sé por qué, la he recordado... Me despedía de un amigo, aquel había sido nuestro único encuentro después de intercambiar muchos emails, ambos sabíamos que muy probablemente no nos volveríamos a ver, aunque repitiéramos las típicas invitaciones y promesas de volver a encontrarnos. Nos acompañaban dos personas más. Todos nos dimos las manos y, por último, él se despidió de mí dándome también la mano. Sin embargo, cuando intenté retirar mi mano, él la retuvo algunos segundos, los suficientes para dejar claro su mensaje, y luego me dejó soltarla. Fue un gesto rápido y muy sutil ,que pasó desapercibido para el resto. Mi amigo no me dijo nada en ese instante pero con aquel simple gesto y su mirada me dijo mucho más que con palabras. Si además añadimos que esta persona ha sido educada en una cultura que enseña a no mostrar las emociones, porque está mal visto, entenderéis que aquello fue algo especial para mí.
Para terminar os contaré un caso práctico, una experiencia mía personal que tuve hace un par de años y hoy, no sé por qué, la he recordado... Me despedía de un amigo, aquel había sido nuestro único encuentro después de intercambiar muchos emails, ambos sabíamos que muy probablemente no nos volveríamos a ver, aunque repitiéramos las típicas invitaciones y promesas de volver a encontrarnos. Nos acompañaban dos personas más. Todos nos dimos las manos y, por último, él se despidió de mí dándome también la mano. Sin embargo, cuando intenté retirar mi mano, él la retuvo algunos segundos, los suficientes para dejar claro su mensaje, y luego me dejó soltarla. Fue un gesto rápido y muy sutil ,que pasó desapercibido para el resto. Mi amigo no me dijo nada en ese instante pero con aquel simple gesto y su mirada me dijo mucho más que con palabras. Si además añadimos que esta persona ha sido educada en una cultura que enseña a no mostrar las emociones, porque está mal visto, entenderéis que aquello fue algo especial para mí.
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