Estoy un poco cansada para que la inspiración me llene esta entrada, pero sólo quería comentar una idea que me ha asaltado hoy mientras caminaba. No es una idea nueva, la he pensado más veces y me hace reflexionar sobre el comportamiento humano. La mayoría de la gente tiende a guardar su cariño para su pareja, para sus hijos, su familia, sus amigos... parece fuera de tu entorno, de tu círculo pre-establecido no es normal dar cariño a personas desconocidas, o a gente que no es "de tu sangre" por decirlo de alguna manera. Mucha gente piensa que no puedes por ejemplo querer igual a un niño huérfano que a un hijo tuyo. Yo opino que si te cambian al niño en el hospital y no te dicen nada tú jamás vas a notar la diferencia, en conclusión, es posible querer por igual a los dos. A mi sinceramente me da mucha pena que haya niños y niñas por ahí esperando que alguien les quiera dar ese cariño que no conocen. Son niños y niñas que esperan una segunda oportunidad en la vida de poder tener eso que se llama "familia". Es un gesto estupendo el ayudar de forma desinteresada, el dar tu cariño a una persona que quizás no ha tenido suerte y no está acostumbrada a que la gente sea amable con ella. Puede que yo tenga un poco de complejo de Madre Teresa de Calcuta, pero opino que apostar por dar cariño, tanto dentro como fuera de tu entorno, es una apuesta segura, porque siempre ganan las dos partes. :)
Buenas utópicas noches.
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