Llegamos a la mitad del año y va siendo buen momento para hacer balance del tiempo transcurrido, de los logros, las pérdidas, los cambios que hemos experimentado, y en función de lo que observamos, planificar el resto del año, poniéndo enfasis en aquellas partes que requieran más atención o que deseemos cambiar. En mi caso sigo estando en un período de estancamiento del que me está costando salir, he conseguido mover la rueda un poquito pero aún no tengo la sensación de movimiento que tanto necesito.
Es curioso porque cada día estamos sometidos a un proceso de evolución, de toma de decisiones y evaluaciones. Al mismo tiempo que caminamos tenemos que ir cambiando nuestra estrategia y a veces nos requiere mucha energía dar ese siguiente paso. Me siento como si estuviera continuamente equilibrando la balanza, ajustando el agua entre dos jarras para mantener siempre el mismo nivel, y cuando lo consiguo es tan sólo un éxito temporal, pasajero...
Para el resto del año me gustaría poner más atención en mis actos, aunque esto me obligue a hacer menos cosas, (ya he comprobado que hacer más no significa conseguir más). De este modo, focalizando toda mi energía en un punto, espero conseguir que la rueda del destino avance y me lleve a donde tenga que llevarme. Porque no tengo miedo al futuro, simplemente me conformo con tener uno... porque mi ambición no es la de conquistar el mundo, sino la de conquistarme a mí misma. Aunque suene a proverbio chino, es lo más cierto que puedo decir ahora mismo.
Os dejo ya con vuestras propias reflexiones. Vigilad vuestros pasos y dad energía de forma inteligente, pues resulta mucho más efectivo y lograréis llegar antes a vuestra meta.
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