sábado, 25 de julio de 2009

Aprendiendo a querer

¿Quién nos enseña a querer? Cuando se trata de amar y querer a otras personas, nadie nos ha dicho nunca cuál es la forma correcta de entregar ese amor. Entonces debe ser que nos dejamos llevar por las emociones que sentimos, y según esas emociones podemos encontrar que dos personas aparentemene parecidas pueden querer de forma muy diferente. Algunos quieren de forma posesiva, otros de forma más desapegada, otros más cariñosos, otros menos, otros se entregan al 100%, otros son más reservados... Muchos pueden incluso cambiar su forma de querer a lo largo de la vida, según la edad, las circunstancias y las experiencias vividas,... todo influye en la forma que tenemos de dar ese amor a los demás. En mi caso particular, me estoy dando cuenta que tengo tendencia a volcarme demasiado con los demás, poniendo a las personas que quiero por encima mía, y eso no es una conducta sana. Las personas a las que queremos, familia, pareja, amigos, pueden tener mucha importancia para nosotros, pero no debemos olvidarnos de nosotros mismos. No podemos anular nuestros deseos, nuestra autoestima, sólo por complacer siempre a nuestros seres queridos. Primero hay que ocuparse de uno mismo, estar contento tal como eres, y quererse lo suficiente para a continuación, poder transmitir ese mismo amor a los demás. No es fácil canalizar la forma de "querer", ciertamente encontramos muchos ejemplos en nuestro entorno de gente que no logra alcanzar ese equilibrio. Por ejemplo, personas que tienen miedo a mostrar sus emociones por temor al rechazo, cuando forma parte de nuestro aprendizaje emocional el gestionar esas interacciones de sentimientos con la gente que nos rodea. El ser humano es un ser sociable por naturaleza, luego esas competencias están ahí, no debemos tener miedo a desarrollarlas puesto que forman parte de lo que somos. No hay que olvidar que podemos aprender mucho más cuando nos equivocamos, que cuando acertamos.

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