domingo, 12 de julio de 2009

¿Crees en el destino?

Este tema da mucho que debatir, pues enlaza con otros aspectos como la fe, la ley causa-efecto, el sentido de la vida o en general las creencias que intentan dar un poco de sentido a nuestra existencia. Mucha gente respondería a esta pregunta amparada en la religión que han abrazado, algunas por ciega convicción y otras por mera conformidad. Yo pregunto pero quiero una respuesta desde vuestro más profundo yo, aquel donde se encuentran vuestros pensamientos, experiencias, valores, creencias... el que hace que a veces tomemos decisiones sin saber con total certeza el por qué tomamos esa decisión y no otra. En mi caso, yo no creo en un destino absoluto, lineal y trazado para cada persona. Sí creo que nacemos con un abanico acotado de posibilidades y según las decisiones que vamos tomando en la vida, se nos van abriendo otros nuevos abanicos, donde quizás volvamos a encontrar una oportunidad que no tomamos en el abanico anterior, o quizás no aparezca esa oportunidad nunca más. Por poner un ejemplo, un niño de familia pobre que se ha criado entre corrupción, analfabetismo y drogas, pues es probable que en su abanico de posibilidades no esté la opción de llegar a convertirse en presidente de un país o astronauta, pero a veces, nos encontramos casos que rompen todo pronóstico. ¿Estaba esa persona predestinada a convertirse en eso? Pues quizá no apareciera esa opción en los primeros abanicos de opciones, pero las decisiones encadenadas que fue tomando en su vida, le llevaron a ese momento donde apareció esa posibilidad. Pero lo que sí tengo claro es que la última palabra, la que inclina la balanza hacia un lado eres tú y sólo tú. Eso que dicen muchos de "No tuve otra opción" no es cierto, siempre puedes elegir, puedes hacerlo o no hacerlo, puedes mirar o apartar la vista hacia otro lado, puedes hablar o permanecer en silencio... La muerte es la única que no nos da otra opción. Asi que mi respuesta sería que sí creo en el destino, pero no en un destino único y escrito, sino en un destino con una estructura tipo árbol, donde dependiendo del nodo en que nos encontremos se nos van abriendo unas ramas u otras, y así vamos recorriendo el árbol de la vida sin saber realmente cuándo alcanzaremos el nodo hoja final.

"Los deseos de nuestra vida forman una cadena cuyos eslabones son las esperanzas."
Séneca



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