miércoles, 3 de marzo de 2010

Mareas

(extracto de una reflexión mía de hace justo un año, en un viaje a NY)

Nueva York es una marea multicultural, cada gran capital tiene su propia marea humana, como las tristes mareas solitarias de asiáticos en Tokyo,.. y ese vaivén de las mareas tiene algo que te hipnotiza. Sólo tienes que quedarte quieto en cualquier rincón, en cualquier bar y observar a la gente... Me gusta pararme en algún sitio y contemplar "la marea", trato de adivinar entre la horda de turistas, quién es un neoyorkino autóctono y quién trata simplemente de encontrar su hueco aquí, de perseguir un futuro diferente, quizás mejor. Sus miradas son muy distintas. Y cuando te quedas quieta observando, escapando de esa marea, a veces alguien te mira, probablemente esa persona que habitualmente recorre ese camino, siguiendo una rutina, buscando siempre las mismas referencias y de pronto se percata de tu presencia, de ese elemento nuevo que no encuentra en su registro y te mira con curiosidad. Ahora entiendo por qué vienen aquí tantos artistas, escritores,... buscadores de inspiración... Nueva York es un lugar que te brinda una historia en cada esquina.

Photo by Shawn from Pexels

Este experimento lo llevé a cabo en la gigantesca estación de Grand Central por la que diariamente pasan miles de personas. Todavía recuerdo perfectamente la cara de ese hombre trajeado que seguía su peregrinación laboral entre la densa multitud, que de pronto se percató de mi inmóvil presencia apoyada en una pared, observando en silencio, y quizás adivinando lo que estaba haciendo me sonrió brevemente y volvió a hundirse en la marea rutinaria... 
Imagino que puedes encontrar experiencias parecidas en cualquier parte (ya he contado en este blog sucesos parecidos) es sólo cuestión de observar con atención, con la mente receptiva, sin miedo de salir de esa protectora rutina, de descubrir esos pequeños detalles que enriquecen nuestra vida y que a veces están donde menos imaginas. Me despido con una frase que me gusta:
"No debemos tener miedo a equivocarnos, sino a estancarnos, porque equivocarse es también una forma de avanzar".

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