viernes, 19 de junio de 2009

Los abrazos


La Wikipedia dice literalmente del abrazo:
El abrazo es una muestra de cariño o saludo, realizados al rodear con los brazos (ya sea por encima del cuello o por debajo de las axilas) a la persona a la que es brindado dicho gesto, realizando una ligera presión o constricción con estos al acabar y siendo este de duración variable.

Es un gesto sencillo, que en verdad está bastante poco difundido en nuestra cultura. No hablemos ya en la cultura asiática... Aquí la mayoría solemos dar abrazos sólo en contadas ocasiones, en actos o situaciones especiales, pero en realidad el poder del abrazo puede ser utilizado de forma más cotidiana, ya que está demostrado su efecto terapéutico. Activa en nuestro cerebro la liberación de serotonina y dopamina, por lo que resulta fácilmente entendible la razón por la que experimentamos la sensación de bienestar, sedación, armonía y plenitud en el momento del abrazo. Además en personas que padecen algún tipo de depresión o trastorno de ansiedad están altamente recomendados.
A mi me parece que cualquiera que te de un abrazo de corazón, te está regalando un pequeño tesoro y yo lo aprecio mucho. Aquellos que digan que no le ven tanto valor, es porque tristemente no han recibido todavía un abrazo de verdad. Haced la prueba, es fácil, probad un día que estéis algo más decaídos por lo que sea y dad un abrazo a alguien de vuestra familia, amigo, pareja, etc. Veréis cómo notáis un cambio en vuestro ánimo.
Estas reflexiones me vinieron hace algunos meses, y me llevaron a conocer el movimiento mundial free hugs o abrazos gratis. Menos mal que todavía queda gente así en el mundo...
Un abrazo a tod@s

1 comentario:

Asunción Cabello López dijo...

Hace poco vino una amiga de la infancia a visitarme de improviso, Al verla, por lo inesperado, y el cariño que ha demostrado tenerme a través del tiempo, la abracé con un entusiasmo que nunca antes mostré por ella. Su desconcierto hizo que observara la despedida, y ante mi posible efusividad novedosa para ella, se despidió de mí en el ascensor, sin darme tiempo a otro nuevo abrazo. (¿)

El ejercicio de las tres cosas buenas

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