miércoles, 24 de junio de 2009

Revelación

Estaba leyendo el libro "El mundo de Sofía" por Jostein Gaarder (asunto que tenía pendiente desde el instituto... nunca es tarde) y resulta que me he encontrado una reflexión que yo misma había escrito hace algunos meses!! Sí, de esas cosas que yo escribo a veces pero que nadie lee y a nadie le importa un carajo... pues resulta que una de esas ideas que escribí hace tiempo en la página de introducción de un grupo de google que creé, me la he encontrado en este best seller de un tío que ha ganado mucha pasta precisamente con reflexiones como ésa... asi que me ha hecho ilusión ver que mis ideas no deben ser tan malas cuando son compartidas por gente supuestamente mucho más "docta" que yo. Mis reflexiones tienen sentido para más gente, aunque a esas personas quizás nunca las conozca, me conformo con saber que están ahí, en alguna parte, pensando y tal vez escribiendo lo mismo que yo en otro idioma, en otro momento,...

Concretamente aqui va el extracto de mi reflexión:
A veces mantenemos la mirada tan fija en nuestro camino que perdemos ese interés innato por el aprendizaje, en el más amplio sentido de la palabra. Desde que nacemos tenemos que aprenderlo todo, tenemos esa inquietud que nos da fuerzas para preguntar por todo, porque queremos comprender y adaptarnos a nuestro entorno. Sin embargo, al hacernos adultos, ese espíritu se va apagando y hacemos todo lo contrario, creemos que ya lo hemos aprendido todo y que los demás son ahora los que deben adaptarse a nosotros. Opino que debemos ser lo suficientemente humildes para aceptar que el aprendizaje nunca termina, que tenemos siempre cosas que aprender tanto de nosotros mismos como de todo lo que nos rodea, por eso hay q recuperar esa inquietud para nunca dejar de hacerse preguntas.

Y ahora el extracto del libro:
... conforme vamos haciéndonos mayores. Al mismo tiempo, nos habituamos al mundo tal y como es. Es como si durante el crecimiento perdiéramos la capacidad de dejarnos sorprender por el mundo. En ese caso, perdemos algo esencial, algo que los filósofos intentan volver a despertar en nosotros. Porque hay algo dentro de nosotros mismos que nos dice que la vida en sí es un gran enigma. Es algo que hemos sentido incluso mucho antes de aprender a pensarlo.
Para los niños, el mundo es algo nuevo, algo que provoca su asombro. No es así para todos los adultos. / Por diversas razones, la mayoría se aferra tanto a lo cotidiano que el propio asombro por la vida queda relegado a un segundo plano.



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