Nuestro cerebro traza caminos cada vez que generamos
un pensamiento. Si repetimos un pensamiento a menudo, el cerebro
« aprende « esa ruta y cada vez le cuesta menos ejecutarla. Podemos
comparar a caminar por un bosque,
si un camino es poco frecuentado, habrá más maleza y arbustos que
puedan dificultar la travesía. Sin embargo si mucha gente usa esa ruta,
el rodamiento hace que el camino aparezca más despejado y sea muy fácil
atravesarlo. Al cerebro le cuesta menos energía
repetir patrones, que crear nuevos. Sin embargo, si entrenamos a
nuestro cerebro con muchos « caminos « diferentes (es decir generamos
nuevos pensamientos) entonces la neurociencia dice que la red de caminos
a disposicion crece. Tener una mayor red de conexiones
cerebrales amplia nuestra claridad de pensamiento.
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