Acaso pasaba el primer capítulo y ya se encontraba de nuevo dibujando el siguiente. El segundo capítulo le traía las mismas dudas, dudas que intentaba quemar con una vela, alumbrando lo más interno, aquello que estaba oculto y que él no veía. Había olvidado el encargo, resultaba más fácil olvidar, y con el tiempo podía hacerlo casi constantemente, sin tener que esforzarse. Mientras, seguía flotando en aquellas falsas nubes de acuarela, que no eran más falsas que suyas. La distorsión de la realidad, formaba parte de su manera de entenderlas; no conocía otra manera... Sus movimientos lentos, precisos, le conducían a través del marco sociológico y moral preestablecido. Le importaba poco mientras tuviera libertad para pensar, para soñar.... para alejarse del dolor unido a los recuerdos.
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La inspiración colmaba el momento en que la gracia podía transformarse en estéril palabra o plasmar toda la genialidad que cabe en una idea. "Tantas ideas y tan sólo una pizarra para poder expresarlas..." ese pensamiento acudía muchas veces a su mente, cuando trabajaba en algo importante. Aquello lo era, desde luego, y por eso no lograba concentrarse como antes. Antes todo era espontáneo y resultaba natural; mezcla de fantasía con diversión laboral, pero ahora el proceso se afirmaba como un complejo laberinto del que él no lograba escapar.
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