sábado, 21 de noviembre de 2009

Actualizando y divagando

Esta semana he estado bastante liada y no he podido sentarme tranquila a escribir nada. Hoy si me encuentro con ganas de escribir un poco y dar rienda suelta a las palabras... Son curiosas las emociones, no se puede razonar con ellas, brotan y si no pones atención te arrastran a decir o hacer cosas que luego, cuando la intensidad ha disminuido, piensas que podías haber expresado o hecho de otro modo. Una de esas emociones más potentes es la que por ejemplo yo siento cuando veo la hipocresía en otras personas. Hay buenas personas que sin embargo cuando se les pide que sean sinceros contigo o simplemente con ellos mismos, son incapaces. No sé si por miedo, o por esa costumbre arraigada de actuar con distintos papeles según con qué persona. Fingir una personalidad o una actitud que no es acorde con tu verdadera forma de ser es agotador. No entiendo por qué hay personas que se empeñan en seguir este camino a lo largo de su vida. Creo que es porque se cierran a las emociones, no viven en armonía con su mundo interior. Quizás suene esto utópico, pero en realidad es el camino que conduce a la auténtica felicidad. Las emociones enriquecen nuestros actos y nuestros pensamientos, pero hay que saber encaucarlas, porque si no se les pone ningún control entonces pueden llevarnos a actos y pensamientos irracionales. Pero es importante no romper nuestra comunicación con ellas. Por supuesto, la emoción más poderosa de todas es el amor, sentimiento con una capacidad de transformar a las personas que a veces asusta. Uff me repito mucho con el tema no? jajaja Sed felices

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