martes, 21 de julio de 2009

Extracto de un episodio de Expediente X

Hay un antiguo proverbio indio que dice que todo sigue vivo hasta que deja de ser recordado; mi pueblo siempre ha confiado más en la memoria que en la historia; la memoria, como el fuego, es radiante e inmutable, mientras que la historia sirve sólo para quienes pretenden manejarla, para quienes tratan de apagar la llama de la memoria con el fin de extinguir el peligroso fuego de la verdad.
Tened cuidado de esos hombres, pues son peligrosos e ignorantes, su falsa historia está escrita con la sangre de quienes podrían recordar y de quienes buscan la verdad.

Esta genial reflexión sirve para que nos cuestionemos la gran responsabilidad que a lo largo de la historia han tenido esas personas que escribían esos libros y manuscritos de los distintos sucesos históricos. Si esas personas han obrado siempre de buena fe, sin motivaciones personales, sin influencias políticas o religiosas, entonces deberíamos creer al 100% toda la historia que ha llegado hasta nosotros. Sin embargo, nadie puede asegurarnos eso, sólo aquellos que han sido testigos de la historia en directo son los que poseen toda la verdad, y no siempre son éstos los que han decidido contarla. En conclusión, no hay que ni tomarlo todo por mentira, ni todo por verdad absoluta. Lo que conocemos siempre será una parte de la realidad, y el porcentaje de veracidad de esa realidad, ciertamente sólo lo conoce quien por vez primera decidió contarlo.

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