martes, 21 de septiembre de 2010

Debate

Dicen que el hombre de bien exige todo de sí mismo mientras que el hombre mediocre espera todo de los demás.

Esta frase q me escribió una amiga originó el siguiente debate, lo comparto por si algun@ comparte las mismas ideas:
A: Yo pienso que la autoexigencia puede ser un arma de doble filo si te obsesionas con el perfeccionismo, corres el riesgo que ponerte cada vez metas más y más difíciles, a veces por encima de tus posibilidades, y sufrir inútilmente si no las alcanzas... está bien darlo todo pero sin morir en el intento por un fallo de calculo
B: pero yo estaba pensando, no en ser perfeccionista o en la autoexigencia, que como tú dices puede resultar muy doloroso y contraproducente, si no en la tendencia de esas personas que, en lugar de trabajárselo, se escudan en los demás para justificar la no consecución de sus objetivos. Como todo en la vida, hay que aferrarse al sentido común para no excederse pero si yo quiero lograr algo creo que tengo que currármelo yo en lugar de esperar que sean los demás los que me resuelvan la papeleta. De ahí venía la reflexión, motivada por la realidad de una amiga muy cercana que está atrapada en esa dinámica de 'echarle la culpa al mundo de la mala suerte que tengo mientras yo me limito a hacer lo mínimo, a ver si suena la flauta y la suerte hace su entrada triunfal en mi vida'.
A: ahora si estoy más de acuerdo ciertamente no hay que caer en la autocompasión y si las circunstancias nos son adversas buscar otra salida, porque en realidad nosotros somos los últimos responsables de lo que hacemos con nuestra vida.

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