domingo, 27 de septiembre de 2009

Bienvenido otoño,... hablemos de sueños

Esta semana ha entrado la nueva estación y este fin de semana nos ha dejado sus primeras lluvias. Aqui os dejo una canción acorde con mi estado y con el clima. El sonido del instrumento Erhu siempre me ha parecido tristemente bellísimo y al mismo tiempo familiar. Hace algunos años tuve un sueño muy particular, muy nítido, en el que yo era otra persona (reconozco su cuerpo y lo vivo en primera persona como si fuera mío aunque no logro ver mi rostro), en otro lugar, en otra época (sólo he tenido un par de sueños así en mi vida y curiosamente ambos los he recordado después muy claramente, con más intensidad que otros sueños normales donde mi imagen coincide con la actual). En estos sueños las emociones son tan fuertes que a veces te despiertan bruscamente de un sobresalto...

Todo comienza en un país asiático, que podría ser Japón o China, nuestra protagonista, Mei, es una forastera oriental que llega a un pueblo a ganarse la vida. El pueblo es tranquilo, hablamos de otra época, todo el mundo está trabajando en el campo o en negocios familiares por lo que desde muy temprano en la mañana se perciben movimientos de personas ocupadas que van de un lugar a otro, o transportando mercancías. Se trata de personas simples, honradas, con un profundo sentimiento de responsabilidad inculcado desde su más tierna infancia. Mei es acogida en una casa grande de dos plantas, tradicional, con suelo de madera y puertas correderas; pertenece a una familia grande y trabajadora, continuamente sus miembros pasean entrando y saliendo para llevar a fin sus tareas. Además alquilan habitaciones para gente de fuera. No se escuchan palabras, no hay tiempo para entretenerse en conversaciones triviales, salvo al atardecer, cuando todos regresan y preparan la cena las mujeres de la casa. Ella se siente a gusto en la casa, entabla amistad con algunas jovencitas de su edad. Aún no tiene una ocupación fija, así que se dedica a ayudar en la casa y por la tarde a entretener a todos con historias, pues es una gran narradora, y bailes, que aprendió desde su niñez. Es una mujer con poder, con atracción, capaz de dominar a los hombres, algo coqueta de vez en cuando y disfruta vistiendo en ocasiones bonitos trajes orientales. El tiempo va transcurriendo y comienza a estrechar relaciones con dos hermanos, miembros de la enorme familia de la casa donde habita, que parecen disfrutar de su compañía y por los que siente un gran cariño. Ellos son amables con ella y rivalizan para captar su atención. Durante algún tiempo la situación continúa así, ella corresponde a los dos hasta que comienzan a mostrar de forma clara la naturaleza de sus intenciones. El resto de las chicas de la casa también lo han notado y la admiran, la consideran afortunada pues ambos chicos son muy bien considerados en el pueblo, responsables, trabajadores y atentos. Sin embargo, Mei se siente triste de tener que tomar una decisión, porque sabe que creará problemas entre los dos, cuando siempre han sido buenos hermanos y se han llevado bien. Ella también siente que su amor pertenece al hermano menor, aunque tiene mucho cariño por el mayor, no puede corresponderle como él quisiera. Así que con todo el dolor de su corazón, anuncia su marcha en el pueblo y comienzan los preparativos para su ida. No desea causar problemas en una familia que tan bien le ha acogido y ha sido tan generosa y comprensiva con ella. El día antes de su partida se prepara una fiesta de despedida en la casa, sus amigan le dan regalos entre lágrimas, Mei se siente conmovida y llora de emoción y pena por la dolorosa separación. También llora pues se aleja de aquel a quién más ha querido en su vida. La casa está preciosa a la luz de los farolillos, y los sencillos jarrones con flores que adornan las pocas mesas, a Mei le parece que la casa está más bonita que nunca. De repente se escuchan voces, gente corriendo, y un alboroto que llama la atención de todos. No tarda en aparecer una chica que cuenta lo sucedido. El hermano menor dice que no quiere seguir viviendo si Mei se marcha y ha intentado suicidarse, sin embargo se lo han impedido a tiempo y sólo tiene algunos cortes superficiales, por lo que lo han llevado al médico del pueblo. En esos momentos, Mei se siente presa de la amargura y acude a su lado sin perder un minuto. Lo encuentra consciente, y con lágrimas en los ojos le confiesa toda la verdad: sus sentimientos y el por qué de su marcha. Ambos deciden marcharse juntos a otro lugar y comenzar una nueva vida. 

P.D.: quizás un poco empalagosa la historia, pero así fue todo tal y como sucedió... al menos en sueños... y no por influencia de ninguna película que hubiera visto en aquel momento... repito q lo viví de forma diferente al resto de mis sueños habituales....

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