domingo, 24 de mayo de 2009

Chistecuento

Ayer noche estuvimos en una velada de cuentacuentos de una tetería. Entretodos los que escuchamos el que más gracia me hizo voy a relatarlo, supongo que pierde un poco al no contarlo en vivo y en directo pero la moraleja sí puede entenderse...

El protagonista se llamaba Gerardo y vivía en un pueblo muy lejano, donde apenas sólo había casas y eso sí, un club de alterne. Gerardo trabajaba de portero en el club, su padre y su abuelo también habían trabajado allí de portero, su madre de limpiadora..., asi que era lo único que conocía. Un día el puticlub cambió de dueño y el nuevo director empezó a aplicar una serie de cambios. Entonces fue a Gerardo y le dijo:

-"A partir de ahora quiero que vigiles con más detalle a nuestros clientes. Queremos mejorar la calidad del servicio, asi que quiero que apuntes en una libreta la frecuencia y duración de las visitas de nuestros clientes. "

Gerardo contestó:
-"Mire usted, señor director. Con todo el respeto, eso no va a ser posible, porque es que verá... yo, ... yo no sé leer ni escribir. Llevo toda mi vida trabajando aqui y mi familia también. Mándeme otra tarea."

El director se mostró impasible:
-"Pues sintiéndolo mucho Gerardo, yo necesito a una persona que pueda realizar el trabajo de la forma que te he dicho y si tú no puedes hacerlo.... entiendo que tu familia ha trabajado aquí muchos años pero me temo que voy a tener que despedirte. Lo siento."

Gerardo intentó convencer al director de que no le despidiera pero fue imposible, asi que resignado se marchó a su pueblo a decidir cómo labrarse un futuro. Pensó que como era bueno haciendo chapuzas, compraría herramientas y se dedicaría a hacer arreglos a domicilio de fontanería, electricidad, etc. Cogió su coche y tuvo que viajar durante dos días a la ciudad más cercana donde pudo comprar las herramientas. Al volver a casa, llegó un vecino y precisamente fue a preguntarle si no tendría unos alicates para prestarle, porque le hacían falta ese mismo día. Gerardo algo contrariado le confensó que sí los tenía, pero que tendría q devolvérselo al día siguiente como muy tarde, porque quería empezar a trabajar de chapuzas. El vecino accedió y se los llevó. A la mañana siguiente volvió el vecino con los alicates, pero le pidió a Gerardo que se los dejara más tiempo porque no había terminado. Estuvieron discutiendo y al final el vecino le dijo que le pagaría un día de trabajo más el precio de los alicates si se los vendía. Gerardo accedió y decidió que ya volvería a la tienda a comprar más. Al día siguiente le visitaron dos vecinos que habían oído que vendía herramientas y querían comprar también. Gerardo les impuso la misma condición, que tendría que pagarle un día de trabajo además del precio de la herramienta. Éstos accedieron y le pagaron. Así se fue extendiendo la voz, Gerardo se compró una camioneta para comprar más herramientas y las fue vendiendo entre los vecinos del pueblo, que preferían pagar las herramientas que estar dos días de viaje. Poco a poco el negocio fue creciendo. Gerardo montó varias ferreterías en el pueblo y en otros cercanos, acumulando grandes riquezas. Entonces con tanto dinero que tenía, decidió invertir parte en una buena causa y donó una buena suma al ayuntamiento para que construyera un colegio, así él se sentiría mejor contribuyendo a que otros niños tuvieran la oportunidad de aprender a leer ni escribir.

El día de la inauguración del colegio estaban frente a todos los vecinos, Gerardo y el alcalde. El alcalde comenzó el discurso de alabanzas y agradecimientos a Gerardo por su gesto. Después del discurso se acercó a Gerardo y le dijo:

-"Qué grande eres Gerardo, y qué lejos has llegado con tus negocios. Algo así sólo lo puede haber logrado alguien con muchos estudios y con mucho ingenio".

A lo que nuestro protagonista contestó:
-"No, que va. Si yo no sé ni leer ni escribir, por eso he querido construir este colegio."

Y el alcalde sorprendido:
-"En serio! Vaya, pues si has conseguido todo esto sin saber leer ni escribir, quién sabe hasta dónde habrías llegado si hubieras sabido."

-"Pues sería un simple portero de puticlub", respondió Gerardo.

Jejeje es bueno. Creo que es un chiste que el tío ha extendido como cuento, pero la moraleja es cierta. A veces le damos más importancia a la "titulitis" que a nuestra propia capacidad de demostrar que valemos, o también podríamos decir que "el conocimiento no siempre lleva a la felicidad".

Como me está gustando esto de dedicar entradas, pues dedico este post a una persona que me he alegrado de ver hoy, y que tampoco necesita títulos de ninguna clase(doctor por ejemplo jejeje) porque su inmensa valía no cabe en un trozo de papel. QUÉ GRANDE ERES!

2 comentarios:

Franj dijo...

No deja de ser curioso cómo has empezado diciendo "club de alterne" para acabar diciendo "puticlub" :-)

Por otro lado, teniendo en cuenta donde estuviste el fin de semana pasado, creo saber a quien está dedicada esta entrada, y coincido contigo en que no es una persona normal y corriente, su competencia está por encima de la de la mayoría.

Anónimo dijo...

jajaja es verdad, en realidad el cuentacuentos decía todo el rato la segunda palabra, yo he intentado ser más fina pero al final me ha salido la vena "merde" XD

Y sí, acertaste con la persona ;)

El ejercicio de las tres cosas buenas

 Antes de irte a la cama intenta pensar en tres cosas buenas que te han pasado o que has visto durante el día. Pueden ser cosas muy simples ...